Durante el siglo XIX, los juguetes filosóficos promovieron y acompañaron el desarrollo de estudios sobre el movimiento, que van desde una mera curiosidad por los efectos ópticos y un argumento fisiológico sobre el funcionamiento de la vista. Todos los artefactos que poblaron el siglo con nombres tan extraños como kinesígrafo o zootropo o praxinoscope o fen No te aburras durante la cuarentena y quedate en casa coloreando este libro que Audi tiene gratis en PDF para ti. Durante el siglo XIX, los juguetes filosóficos promovieron y acompañaron el desarrollo de estudios sobre el movimiento, que van desde una mera curiosidad por los efectos ópticos y
Durante el siglo XIX, los juguetes filosóficos promovieron y acompañaron el desarrollo de estudios sobre el movimiento, que van desde una mera curiosidad por los efectos ópticos y un argumento fisiológico sobre el funcionamiento de la vista. Todos los artefactos que poblaron el siglo con nombres tan extraños como kinesígrafo o zootropo o praxinoscope o fenakistiscopio o electrotachiscope o taumatropo se agruparon bajo ese título genérico: juguetes filosóficos. Definición perturbadora en la que la dimensión del juego y del pensamiento se mantenían unidas. Prolongada en cierto sentido, los juguetes filosóficos conducen al espectáculo del cine. Desmantelados en la dirección opuesta, hacen posible las investigaciones de Eadweard Muybridge o Étienne-Jules Marey. Allí, en experimentos cronofotográficos, el movimiento aparece segmentado analíticamente como una sucesión de poses estáticas. Es esta paradoja que ha sido rescatada por varios artistas contemporáneos: de Saer a Sebald, de Godard a Duchamp, de Bill Viola a Cindy Sherman, es interesante notar que gran parte del arte moderno, tan marcado por el signo del cine, es No está interesado en la ilusión del movimiento sino en su manipulación y desconstrucción. Cuando se captura en su reverso, la imagen cinematográfica revela su carácter irreconciliable y, por tanto, su afán didáctico que enseña a ver todo de nuevo. Como dice Godard: "Es la historia de Marey, que había filmado la descomposición de los movimientos de los caballos, y cuando le hablaron de la invención de Lumière, dijo:" Es completamente imbécil ¿Por qué filmar a velocidad normal lo que vemos con Nuestros ojos, no veo el interés de una máquina ambulante, entonces la máquina falla efectivamente entre Lumière y Marey, hay que empezar desde allí.
El Libro Una Jugueteria Filosofica: Cine, Cronofotografia Y Arte Digital - David OubiÃÂa -
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