Este fenómeno, instalado en amplios sectores de la sociedad en todo el mundo occidental (y no sólo en el mundo español), obviamente no es una ideología. Es, como lo denuncia su semántica, una desnaturalización del concepto de progresivismo. Incluso podríamos decir que es una corrupción de la misma. El falso progresivismo no tiene posici&oacut Si todavia no has probado Kindle Unlimited puedes aprovechar el mes de prueba y leer estos libros gratis en Amazon. Este fenómeno, instalado en amplios sectores de la sociedad en todo el mundo occidental (y no sólo en el mundo español), obviamente no es una ideología. Es, como lo denuncia su sem
Este fenómeno, instalado en amplios sectores de la sociedad en todo el mundo occidental (y no sólo en el mundo español), obviamente no es una ideología. Es, como lo denuncia su semántica, una desnaturalización del concepto de progresivismo. Incluso podríamos decir que es una corrupción de la misma. El falso progresivismo no tiene posición en ningún espectro político, cultural o social determinado. Se distribuye en una serie de sensibilidades y acciones y puede ubicarse, preferentemente, en partidos o asociaciones de los llamados izquierdistas. Pero las formaciones situadas al centro ya la derecha tampoco se dejan sin daños de tal anomalía. ¿Y qué decir de los partidos nacionalistas de la periferia española, la mayoría de los cuales beben en fuentes falsamente progresistas para constituir lo que pomposamente llaman su ideología. Es aquí donde el fenómeno se encuentra en su máximo exponente, ya que lo que favorece su existencia es precisamente la ausencia de algo para lo cual se requiere un sólido presupuesto científico como es una ideología. El falso progresivismo es, sobre todo, un sentimiento exacerbado; Es decir, un sentimentalismo revestido de posiciones políticas. El falso progresismo no tiene un momento exacto de expresión. Aparece en cualquier momento, manifestando donde se necesita una ligereza conceptual e incluso un ataque virulento contra todo lo que se considera injusto. Es así que la persona que presenta esta condición se identifica con ideales elevados, casi sublimes, dispuestos a romper dialécticamente a quien se imagina enemigo de las ideas avanzadas.
El Libro El Falso Progresismo - Miguel Manrique -
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